domingo, 2 de diciembre de 2012

Primera entrada

En primer lugar me gustaría citar un poema del gran Marwan,


Te abracé y la niebla perdió su nombre.
Crucé tu espalda y se abrieron las jaulas.
Entonces me hablaste, rozaste mi vida, se borraron los cuervos.
Cuando escuché tu nombre se tacharon las espadas.
Tú te llevaste los serruchos
viniste con las manos llenas de parques.
Tú me miraste y el cansancio se dio la vuelta.
Te desabroché la blusa y se cerró la tristeza.

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